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Simon Siwak - Deseos surrealistas en mundos desconocidos


Formando parte de paisajes lunares que evocan recuerdos metálicos, las figuras esterilizadas de cuerpos tan lisergicos como pálidos pero a la vez tan esbeltos y fibrosos. Cuya sola presencia en un escenario que a la vez que ajeno les parece resultar tan conocido.

No pueden dejar de sugerir (entre otras muchas interpretaciónes posibles). Posibles encuentros casuales protagonizados por entidades que guiadas por una comunicación intuitiva se adentran en los terrenos movedizos de lo onírico. 

Carreteras en forma de bucle nos describe una forma de eternidad, en la que la matriz espacio tiempse representa por el color neutro del gris. Una escala cromática por las que estas criaturas perciben la luz en un rango específico de frecuencias


El universo insconciente de su autor, el artista Simon Siwak. Se representa entre lo elegante y lo teatral en una suerte de recreación de Matrix erótico, donde camuflados por el reflejo que proyectan los espejos deambulan deseos inconfesables. 



De origen polaco Simon Siwak realiza fotocomposiciones digitales a partir de modelos que describen sugerentes mundos donde los instintos humanos más basicos. Los cuales se mezclan con lo orgánico, en un mensaje dirigido a espíritus deshibidos, creativos y sensibles. 


Uno de las propiedades a destacar en términos técnicos de sus trabajos es que no deja de experimentar, explorando la posibilidad de trabajar con nuevas herramientas digitales. Como son aquellas que proporcionan y forman parte de la inteligencia artificial.

Inquietudes que al contrario que muchos de sus coetáneos el explota sacándole el máximo rendimiento. Plasmando sus resultados en laminas fácilmente reconocibles, rasgo que en muchas ocasiones resulta complejo de identiticar en otros creadores digitales. 




Julie de Waroquier - Mujer surrealista esperando el instante del sueño


La  fotógrafa francésa Julie de Waroquier seduce con su lírica estética captando la figura femenina con su cámara y sobretodo con la sutileza de la perpizcacia de su mirada, cultivada con los muchos años de experiencia profesional. 

En este sentido sus fotografias exploran las aspiraciones y frustraciones  del soñador moderno  fundiendo la realidad con una suerte de psicoanálisis fotográfico. Con este enfoque selecciona lugares comunes donde se producen encuentros fortuitos que tienen como escenarios paisajes humanos volátiles y liquidos.

Ráfagas de imagenes registradas en entornos polivalentes y que se nutren de la ficción, donde el anonimato se convierte en una forma de camuflaje que permite la deshibicion no solamente corpora.  Sino aquello que de forma latente subyace debajo de las sucesivas capas y pliegues que forman el órgano más extenso del cuerpo humano.


Cada imagen está construida alrededor de un símbolo y cada imagen cuenta una historia. Julie también trabaja estos conceptos estructurándolos en conjunto de imagenes como las tituladas Inner worlds (Mundos Internos) o Surreal streets (Calles Surrealistas).


Julie estudio filosofía por la Ecole Normale Supérieure Université Lyon. A los 23 años se enamora de la fotografía por azar, de formación autodidacta desde entonces desarrollada un estilo propio, que le ha permitido publicar en numerosas publicaciones.



En las que se centra de forma esmerada en describir personajes atrapados en una fase del sueño, en estado de sonambulismo o simplemente despertando de una pesadilla. Tomás en las que se percibe un lenguaje visual que por momentos te causan la impresión de que estás viendo el avance en imágenes del próximo estreno de una pelicula. Esto sucede porque cada fotografía cuenta con sus propios elementos y motivos rítmicos que le proporcionan esa sensación de movimiento. artística. Según su sitio web, se inspira en cuentos de hadas, mitos, escritos psicoanalíticos y otros artistas y escritores como Perrault, Magritte y Diderot


Shintaro Kago - Fashionable paranoia, manga surrealista que no deja indiferente a nadie


Las etiquetas o géneros en muchas ocasiones nos impide que descubramos cosas realmente interesante y sugestivas, e incluso que albergemos ideas preconcebidas. Conjunto de fobias sin fundamanto.

Que sólo hacen que alimentar perjuicios y esterotipos, que en la mayoría de las ocasiones no tienen nada que ver con la esencia de aquello que tenemos ante nuestros ojos. Por lo que lo percibimos como propuestas más bien artificiosas producto de un contexto poco creativo.

Eso me pasaba a mi con el manga japones, no es que no me guste o le rechaze  de inmediato, pero si lo concibo como un estilo de ilustrar precedido de muchos tópicos y hasta insustancial. Cuyo mensaje no es nada transcendental y se podría decir que bastante trivial.


Sin embargo el ilustrador y animador Shintaro Kago en cuyo trabajo se observan múltiples referencias al estilo manga, también cohabitan otros matices como el Pop Art o el Surrealismo mezclado con elementos cinematográficos de serie b como el gore. Así como constantes referencias a  la cultural  ancestral de su Japón natal.

Definido su estilo por la critica especializada como "fashionable paranoia". Shintaro nacido en Tokio en 1.969 se quedo huerfano a la temprana edad de un año, circunstancia que marco su infancia y adolescencia de forma conflictiva. Circunstancias que de forma muy sutil se pueden observar en sus proyectos.



Su trabajo ha sido publicado en varias revistas para adultos manga, obteniendo una popularidad considerable. Muchos de sus manga tienen matices fuertemente satíricos declarándose fan incondicional del humor un tanto absurdo de Monty Python.

Shintaro Kago, artista de manga, ha contribuido a definir el género en los últimos veinte años. Publicando hasta el momento quince volúmenes, cuyos relatos estéticos ha creado toda una identidad creativa a través de la que  no muestra los rasgos más inconfesables de la conducta del ser humano.




Jonathan Latiano - Points of Contention


La instalación titulada Points of Contention realiza una exploración del tiempo, el movimiento y la física. Creada por el artista con sede en Baltimore (USA), Jonathan Latiano se trata de una obra especifica que investiga la línea cada vez más difusa entre lo orgánico y lo inorgánico, así como los límites espaciales de donde comienza y termina lo estético. 

Formas convergentes de cristalino en plena deflagración se proyectan desde el interior en el espacio fragmentándose. Elaborada con plástico, espuma de poliestireno y cristales de sal. Se trata de una pieza realizada para la exposición de 2.011 organizada por School 33 Art Center  


Filip Dujardin, arquitectura ficción


El fotógrafo belga Filip Dujardin interpreta mediante la fotografía la arquitectura como si fuera un juego por piezas, desconstruye la estructura de los edificios originales respetando sus geometrías, realizando fotomontajes inverosímiles donde la construcción mecánica se convierte en algo accesorio, con lo que poder abrir el campo de visión estético, ofreciendo múltiples lecturas del paisaje arquitectónico.

La serie titulada Ficciones esta realizada fija su mirada en diferentes localizaciones de la ciudad de Gante, una ciudad que urbanistacamente conserva una estética heredada del siglo diecinueve. Y selecciona aquellos edificios que por sus características modernistas se destacan del resto, manipulándolos digitalmente. 

El resultado son un collage digital donde la figura arquitectónica original se diluye, mostrando la complejidad de la arquitectura mientras que empuja los límites de la realidad más allá del efecto visual inmediato. En cada fotografía podemos percibir la emisión de la luz y las sombras que se derivan y la corrección ajustado del color, mostrando imágenes realistas realmente capaces de sorprendernos y tomar nuestras fantasías arquitectura muy lejos.



 

Épica mitológica en el mundo surrealista de la artista Heidi Taillefer



Hay algo del viejo mundo en el trabajo de la artista de Montreal Heidi Taillefer, un aire evocador y romántico, sus pinturas con figuras de la mitología antigua, la religión y la historia. Navegan entre lo clásico y lo figurativo y sus temas arquetípicos. 

Su preocupación por la tecnología y la forma en que está cambiando la perspectiva sobre la existencia humana y la forma en que nos relacionamos. Sus temas son manifestaciones quiméricas que combinan partes corporales de humano y animal.

A lo que añade, bombillas y objetos de anticuario, haciéndolos flotar con tensión anticipatoria en su entorno. En el caso de Heidi Taillefer fusiona la pintura figurativa clásica, y el surrealismo más onirico, a lo que añade elementos de la mitología y las tradiciones populares figurativas que van desde el romanticismo victoriano a la ciencia ficción. 

Su obra está en consonancia con algunos de los surrealistas del Siglo XX, como Max Ernst y DeChirico. Con estos antecedentes traza el perfil de la condición humana a través de diferentes épocas y culturas, construyendo su propia lente e idioma.

Enfoque que refleja la omnipresencia de los avances tecnológicos en el mundo y de como su influencia, cada día esta más presente en más ámbitos creativos. Nacida en la ciudad canadiense de Montreal, Heidi Taillefer comenzó a dibujar a la edad de tres años, criada en una familia rica. 

Tuvo la fortuna de ser educada en un entorno creativo, donde ella se sentía atraída por lo extraño e inusual. Fascinada por espécimenes de animales extraños. A partir de los diez años tomo lecciones privadas de arte, donde desarrolló habilidades en la pintura de acuarela.

Después de obtener un título en estudios humanísticos por la Universidad McGill en la década de los 90, Taillefer comenzo a realizar numerosos viajes a países en desarrollo. Prestando especial atención a los temas más universales de la condición humana, en el contexto de una sociedad cada más volátil y encaminada hacia un contexto globalizado.



Charlotte Caron, Ed Fairburn y Diego Beyró, tres retratos de una misma historia


El lenguaje gestual es muy rico proporcionando mucha y variada información sobre la persona, el rostro y sus facciones suele ser lo primero que nos fijamos cuando nos presentan alguien. 

Los ojos, la boca, los pómulos, la nariz y como interactúan representan nuestra tarjeta de presentación en sociedad. Aparte de la impresión estética que proyecta de nosotros sobre los demás, nuestro rostro es como un mapa. 

Que describe nuestras preferencias, gustos, fobias, debilidades ante los demás y ante nosotros mismos. La artista y fotógrafa Charlotte Caron, aplica una tecnica mixta en su serie de retratos, sustituyendo el rostro humano por el de animales con los que se identifica.

Tratando de dar una respuesta a una forma de dualidad humano animal, desafiando al animal que llevamos todos en el interior, y que camuflamos con máscaras de humanidad. Para crear finalmente una ósmosis entre los dos medios, entre el animal y el retrato.
 


Por su parte el ilustrador Ed Fairburn traza las coordenadas de los principales rasgos del rostro humano, empleando como soporte mapas cartográficos que llegan abarcar varios países. Explorando el origen de la identidad múltiples de cada individuo y su vinculo con su entorno.

Entre la infinidad de retratistas, hemos seleccionado a tres que por sus peculiaridades son muestras de la variedad de técnicas que se pueden emplear a la hora de realizar un retrato.

Por ultimo el creativo y publicista argentino Diego Beyró, emplea de soporte el blanco inmaculado de una sabana como lienzo, para crear con el explicito titulo de Orgasmo. Una serie de retratos donde reproduce el momento justo en el que se produce el climax, provocando la liberación de cantidades ingentes de hormonas que nos proporcionan placer.


Las producciones de Diego se caracterizan por la fuerza, el impacto de sus imágenes y la combinación de la artesanía y el uso de las nuevas tecnologías y dispositivos. Tanto en su serie orgasmos, en la que pintó ese instante singular de éxtasis entre sábanas, y en sus vídeos más experimentales, o su trabajo digital, vemos el cuerpo como objeto de estudio a fondo. El cuerpo, como punto de partida, describiendo sentimientos en el ámbito privado.
 


Alexander Brodsky - Rotunda


En la lejanía guarda cierto parentesco con el monumento megalítico de Stonehenge, en este caso el dolmen en vez de estar construido con piedras de arenisca, el arquitecto y artista Alexander Brodsky listados de madera y puertas recicladas para el exterior y ladrillo para la chimenea del interior.

Pintado integramente en blanco el pabellón ovalado tiene dos versiones, la titulada Rotunda realizada para la edición de 2.009 del  Archstoyanie Festival (que se celebra anualmente a las afueras de Moscu) y una segunda versión a escala reducida instalada en el Museo de Arte contemporáneo de la localidad rusa de Permm.

Alexander Brodsky crea metáforas impresionantes de la realidad contemporánea que siempre tienen el aire de lo eterno y de la melancolía de otro mundo. El lenguaje visual de Brodsky afirma lo sublime, que surge de las cenizas. Muchas de sus obras se realizan desde la destrucción, y en contacto constante con la pérdida, transmitiéndonos la verdad inmutable sobre nosotros mismos.

 

Un edificio en mitad de una autopista



En un mundo eclipsado por un descomunal caudal informativo, donde la inmediatez casi instantánea propiciada por la tecnología digital, nos convierte en consumidores compulsivos de noticias. Casi ninguna redacción emitida por una agencia de noticias nos puede ya sorprender. Por eso cuando me he tropezado casi por casualidad con la historia de la familia Beogan y su leonina resistencia a ser expulsado o mejor dicho trasladados de su modesta vivienda, he pensado en la celebre frase, de que la realidad todavía a la ficción. 

Originarios de la Zheijang en China Luo y exposa siempre habían residido junto a otros 500 vecinos en una pequeña y plácida aldea, que carecía de cualquier tipo de equipamientos o servicios. Pese a estas carencias su unidad familiar y el resto de los miembros de la comunidad, vivían en armonía con su entorno del que obtenían todo aquello que precisaban, para cubrir sus necesidades básicas.
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Hasta que un buen día las autoridades que justo por el valle en el que la comunidad de Lou había vivido siglos y sus correspondientes generaciones, se construiría una enorme autopista, causa por la que tendrían que mudarse a otro lugar. A cambio de la expropiación, la administración les concedía la nada desdeñable cifra de 41.000 dolares americanos. Cifra suculenta que todos los vecino de la aldea aceptaron menos Lou, que la rechazaba.

¿El resultado? es que pese a las objeciones y argumentos para que se paralizara la ejecución de las obras, el trazado de la autopista se completo, "respetando" un punto, el emplazamiento original donde sigue viviendo Luo y su fiel esposa. Que en la actualidad cuando se despiertan por la mañana y se asoman al porche de su vivienda a saludar al nuevo día.

Ven como rodeados por un mar de asfalto, su edificio semiderruido se mantiene erguido siendo devorado por la civilización, mientras los coches en una procesión incesante, les somete a unas condiciones de vida que dista mucho de lo que podríamos considerar aceptables. Esta escena totalmente surrealista es fruto de cuatro años de un contencioso mantenido por los propietarios con las autoridades y que todavía esta pendiente de resolución.